La tradición guitarrera de Cádiz se remonta a los siglos XVII y XVIII, donde la ciudad tuvo una abrumadora y prestigiosa supremacía en la construcción de guitarras de seis órdenes, aquellas que se anunciaban en los catálogos londinenses bajo el márchamo «Modelo Cádiz» y de las que el viajero Richard Ford llegó a poner a la altura de los famosos Stradivarius; hoy día piezas museísticas incunables que están expuestas en vitrinas de todo el mundo, y que salieron de los talleres gaditanos de los Pagés, Benedid, Guerra y Jiménez.
Con estos antecedentes no es difícil imaginar que en la Isla de San Fernando exista un constructor heredero del esplendor de aquellos luthiers del Siglo de Oro gaditano:
Rafael Romero Barroso construye con inusitada maestría, empezó a tocar la guitarra a la edad de doce, siendo discípulo de Rafael Escudier. A los dieciséis años salta a los escenarios flamencos acompañando a artistas que hoy día son figuras consagradas, como «Chano Lobato»,»Rancapino», «Curro Malena», «El Chato de la Isla», y una niña gaditana que despuntaba en el baile llamada Sara Baras. Por esa época , y ya con una notable formación artística, descubre su verdadera vocación de guitarrero y recibe algunos consejos de su paisano el constructor Mario Melero, para más tarde viajar a Madrid donde contacta con el guitarrero José Romero que será el que definitivamente impulse y afiance sus cualidades innatas para la construcción guitarrística.
Con todo, estamos ante un claro ejemplo autodidáctico de indudables posibilidades, como prueba el hecho de contar entre su clientela con tocaores como: Manuel Parrilla, Juan Parrilla, Moraito Chico, «El carbonero», o el profesor de guitarra clásica del Conservatorio de Granada: Alberto San Miguel.
Cada parte de la guitarra requiere un tipo de madera especial, que estará previamente curada, secada y envejecida, dada su condición permeable y esponjosa.
Así, para el Aro y Fondo se emplean Ciprés Español o Palo Santo de India y Río (dependiendo de si la guitarra será flamenca o clásica), para la Tapa Armónica se utiliza Pino Abeto Alemán o Cedro Rojo del Canadá, el Mástil o Mango se fabrica con Cedro de Honduras, y será el Ébano de India o Camerún el que conforme el Diapasón, La Tapilla o Tapeta (donde va el clavijero), la Cenefa y el Puente, está construido con Palo Santo de Río o India añadiéndosele a éste último elemento la Plaqueta que será de hueso de vaca o ballena.
Todas las maderas tienden a contraerse y resquebrajarse en condiciones extremas de sequedad, y a dilatarse cuando la humedad es excesiva. La climatología idónea para el oficio de guitarrero, serían unos valores que oscilarían entre el 60% y 65% de humedad ambiental, de donde se deduce que Cádiz y las poblaciones de su Bahía son ciudades que para la construcción encuentran en los «vientos de tierra» (Levante y Norte) a un aliado, y un enemigo potencial en los regímenes de «viento de la mar» (Sur y Poniente).